Jue. Mar 28th, 2024

El pasado jueves 19 de octubre 105 compañeros “74 mujeres y 31 hombres”, salimos con dirección a ciudad de Cuenca, distribuidos en dos autobuses y con media hora de diferencia entre ambos. Sobre las ocho de la mañana estábamos desayunando en Bailén.

Después de 560 kms de carretera llegamos a Cuenca y nuestros conductores nos dejaron en todo lo alto del casco antiguo de la ciudad, que está declarado “Patrimonio de la Humanidad”.

Desde ese mirador hay unas vistas impresionantes de la ciudad y también de las rocosas hoces de los ríos Júcar y su afluente el Huécar. Descendimos por sus tortuosas callejuelas hasta llegar a la plaza de catedral. Muchos fuimos los que entramos en la catedral con audioguía y de ese modo siempre resulta más interesante la visita. Después de almorzar descendimos hasta el puente de hierro que atraviesa el Huecar, pasando por las casas colgadas resultando una caminata muy agradable. Aquí nos recogieron los autobuses para llevarnos al hotel de Cañete, reparto de habitaciones y a cenar. En opinión de la mayoría de los asistentes fue la peor comida de todo el viaje, debido al pescado (panga) que tenía una textura que se deshacía en la boca. Nada que reprochar a ninguna de las restantes comidas del viaje.

El viernes 20 fue un día de permanente contacto con la naturaleza.  A las 8:15 el desayuno y hora y media después llegamos a la “Ciudad Encantada” donde vemos lo que la erosión ha hecho a lo largo de miles de años en las rocas calcáreas. Caprichos de la naturaleza que permiten trabajar a la imaginación de cada cual. Rocas a las que les han dado nombres de animales y de objetos, entre las que destaca el “Tormo Alto”, en el que la leyenda dice que allí fue incinerado Viriato.

A continuación nos dirigimos a ver el nacimiento del río Cuervo. Una buena caminata por un paseo sobre tablas hasta una imponente cascada que se encuentra cercana al nacimiento y  ¡una pena! un chorrito de agua, cuando en otras ocasiones, en los tiempos en que llovía, era un espectáculo de la naturaleza digno de verse. Y unos cuantos llegamos al nacimiento del río en el que, lógicamente, manaba muy poco agua. Comida campestre en un restaurante del lugar y regreso al hotel, con parada en el pueblo de Cañete. Localidad donde merece destacarse una puerta califaldel siglo X, sus restauradas murallas y unas siluetas metálicas de mayor tamaño que el natural, representando  un encierro,  una procesión.

El sábado  21 visitamos la ciudad de Teruel y Albarracín. Teruel nos recibió con muy buen tiempo y desde la plaza del Torico nos dirigimos a visitar el monumento de los Amantes de Teruel ((iglesia de san Pedro) y los lugares más emblemáticos de la ciudad, dónde destacan sus torres mudéjares (San Martín y el Salvador) y tuvimos una interesante visita guiada a su catedral, en la cual pudimos contemplar desde una balconada cercana al techo, su impresionante artesonado, sin lugar a dudas lo mejor del conjunto catedralicio. Comimos bastante bien en un restaurante del polígono turolense y pasamos cerca del rentable aeropuerto destinado a tráfico de mercancías y desguace de aviones.

Por la tarde de visita en la bella localidad de Albarracín, ciudad medieval que fue reino de taifas y obispado. Conserva el ambiente medieval en sus casas y calles, solo roto por la cantidad de visitantes y el elevado número de bares. Vuelta al hotel al atardecer por una carretera llena de árboles y riachuelos que resultó sorprendente por lo atractivo del paisaje, aunque con tantas curvas y estrechez de la vía que a nuestro conductor (Juan de Dios) no debió parecerle tan bonita.

Domingo 22 de octubre, desayuno tempranito y salida para Uclés. El monasterio de Uclés posee una extraordinaria portada barroca y un patio interior que recuerda al del monasterio del Escorial por su estilo herreriano. Lástima que se encuentre un tanto olvidado y deteriorado este lugar tan importante, que fue sede de la Orden de Santiago.

Seguimos nuestra ruta de vuelta a Málaga, deteniéndonos en el castillo de Belmonte. Para algunos de nuestros compañeros, lo más interesante de todo el viaje. Un castillo medieval muy bien conservado tras las sucesivas restauraciones al que ha sido sometido desde el siglo XIX. Con salas dedicadas a los distintos ambientes de la Edad Media que se desarrollaban en el lugar; y con los muebles del siglo XIX que dejó en la estancia la emperatriz Eugenia de Montijo.

                                                     Fco. Rguez. Conejero

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Por Casyufera